La femineidad tiene nombre y apellido.
Esa misma que sale en los comerciales del desodorante Lady SpeedStick, y que va por la vida saltando edificios y poniéndole la axila en la cara a cuanto galán se le cruza en el camino, porque ella no suda… cómo va a sudar, digo yo? A cualquiera que se depile con un cuchillo para matar rinocerontes ya no le quedarían glándulas sudoríparas, así que me huele a trampa eso de la efectividad del antitranspirante. Yo la veo y es toda una aventurera de esas que andan por la selva volando en lianas sobre los pantanos pestilentes, comiéndose a las serpientes para sobrevivir en el desierto del Sahara, en fin, haciendo cosas sucias, nada glamorosas y bien poco femeninas, pero al verla en acción varias veces me ha asaltado la misma duda: ¿por qué se ve sexy una mujer cuando sabe manejar una retroexcavadora o esos taladros gigantes para romper cemento (hombres, pinchen el link), o bien es capitán de un barco, soldadora, o conoce de mecánica de autos y motos? Si se supone que esos roles han sido históricamente realizados por machos recios de pelo en pecho, por qué se cotiza tan bien que una mujer los haga? Quizás en el fondo los hombres sienten atracción por lo masculino y no lo quieren reconocer, aunque a veces lleguen a parecer auténticos homofóbicos de closet de tanto que defienden su virilidad, o a lo mejor el sexo masculino es intrínsecamente ególatra y les encanta ver manifestaciones de masculinidad en todas las cosas, incluso –y sobre todo –en cuerpo de mujer.
Como buena bióloga, a una le da lo mismo andar mojada y sucia persiguiendo y agarrando con las manitos propias bichos marinos entre las rocas, o se banca andar con frío arriba de un bote y oliendo a pescado, a una puede encantarle el trabajo de terreno pero, o sea, nada de sexy andar con ropa de agua, botas de goma y gorrito de lana, por mucho que una aperre y se desempeñe bien en estas pegas de índole “masculina”… yo me miro así y encuentro bien difícil que un tipo cualquiera, por muy buena onda que pueda ser, se me acerque con esa pinta a hablarme con alguna intención de querer jotearme, ¿o no?
[Aquí mi pololi de verano, al cual pude conquistar a pesar de la facha, el barro en la ropa y el olor a mar, pero claramente este ejemplar macho no era de la especie humana].
No sé, habría que preguntarles a ELLOS por qué es deseable la versión femenina de un híbrido entre Indiana Jones y el Cocodrilo Dundee. Mientras tanto, Barbara Blade seguirá seduciendo atractivos galanes con su particular y coqueta técnica de ponerles su axila olorosa no-sudorosa sobre la nariz. Para mí que justo en esa parte de su anatomía esta mujer tiene algún tipo de feromona ultra súper dúper poderosa que deja a los hombres todos locos.