domingo, 25 de noviembre de 2007

Exijo una explicación! ¿?

Mucho tiempo botado este blog. Se supone que iba a ser algo así para desahogarme, expresarme, así media escondida del mundo porque no me agrada andarme haciendo propaganda, porque es para mí, egoístamente, no quiero compartirlo más que con la gente que de una u otra manera se ha encontrado con esto. Últimamente me han pasado cosas que valdría la pena compartir y no he querido hacerlo, así que aquí está esto, abandonado por falta de tiempo y de “inspiración”, por qué no.

He vuelto de un viaje corto a mi ¿tranquila? Valdivia. Mi destino era la costa de la V Región pero debía pasar por Santiago, ciudad que conozco la nada y cada vez que voy me gusta menos: demasiado caos, demasiada gente, demasiada prisa, demasiado ruido, demasiados miedos típicos de niñita sureña acerca de los asaltos y la delincuencia. Agradecí estar de vuelta al fin, hasta que supe que el mismo día que viajaba yo al centro de Chile y del caos mi tía había sido asaltada, acá, en mi serena y provinciana Valdivia, donde nunca pasa casi nada, a las 6 de la tarde y en la calle Picarte, la principal de la ciudad. Ella no se acuerda de nada, ni del rostro de los tres malditos ni de lo que pasó, sólo recuerda que defendía su cartera y las cosas que había comprado un momento antes en el supermercado, forcejeando con los vándalos, y luego, se vio tirada en medio de la calle, a riesgo de que un vehículo la arrollara, pero con todas sus cosas, no habían logrado arrebatárselas pero ahora está en la casa en cama, adolorida, llena de moretones, chichones y con la moral por el suelo. Huelga decir que nadie la defendió, aunque había más gente alrededor.

Hoy al llegar por la mañana, pasé por el lado del puente Pedro de Valdivia y me sorprendió ver la cantidad de basura que había allí, ya que ayer hubo un evento relativo a la Teletón, con gente “famosa” que venía a hacer su show en la capital de la nueva Región de Los Ríos. Totalmente lleno de bolsas plásticas, cajas de jugo y de vino, botellas desechables, papeles, envoltorios de snacks, en fin, lo que uno pueda imaginarse, y la gente contratada por la Municipalidad trabajando un domingo a las nueve de la mañana para recoger los desechos de los ciudadanos.

¿Cuál es la relación en todo esto? Pues bien, ni siquiera es una crítica lo que trato de hacer, es sólo la duda que me cabe y que la encuentro razonable: ¿Es la misma gente que comete todos estos actos, la que pide que se respeten sus derechos cuando estos son vulnerados? Si es así, ¿en qué momento cumplen con los deberes que les corresponden? ¿Son los mismos que protestan tan vehementemente contra Celco por su contaminación, por el proyecto de la represa en el Río San Pedro, argumentando daño al medio ambiente y una posible baja en la calidad de vida de los valdivianos? Si es así, no entiendo tanta incoherencia ni falta de consecuencia con lo que se plantea y lo que se lucha, como si no fuera un “daño ambiental” el hecho de que la gente no tenga ni la más mínima decencia en por lo menos, guardar todos sus desechos y llevarlos hasta el basurero más próximo, el centro está lleno de botes de basura, no comprendo tanta comodidad e inmundicia. Y si hablamos de calidad de vida, el hecho de no querer salir tarde o andar temerosos caminando aún en calles concurridas por miedo a los asaltantes, que dicho sea de paso, no tienen el mínimo de criterio para pensar que la víctima a la que atacarán es una persona que no se gana las cosas gratis, eso no habla de que la gente tenga una vida de calidad; gente como mi tía trabaja día a día para obtener lo necesario para vivir y el dinero no le sobra en lo absoluto.

Me da lata que tanta gente se llene la boca de que protestan por una causa justa y salgan a la calle a manifestarse, y luego incurran en estos otros actos. Que todo el mundo hable de la supuesta solidaridad y responsabilidad social, pero sigan teniendo actitudes irresponsables y egoístas. De que haya gente que se queja de que nunca hay eventos masivos de diversión en nuestra ciudad, pero es en esto en lo que terminan, ni los lobos marinos que llegan hasta el helipuerto ensucian tanto en un día como lo hacen en sólo una tarde un grupo de espectadores humanos “civilizados”. Que los vándalos que no dudan en asaltar en patota a una persona indefensa y quitarle de manera fácil y cobarde el dinero que ha conseguido con esfuerzo, sean los que alegan por la discriminación y el abuso de poder por parte de la policía. Que a fin de cuentas, hablen de valores pero siguen viviendo en la Ley de la Selva y la política del mínimo esfuerzo.

Mis padres me inculcaron estos valores positivos y también temores (que son siempre negativos), desde que soy pequeña. Trataron de hacer el mejor esfuerzo por educarme e instruirme para que yo me convierta en una persona de bien. Reconozco que me apesta salir a protestar con pancartas y manifestaciones, o que a veces no doy a conocer mis opiniones cuando son controversiales, en ambos casos, porque pienso que con aquello no se consigue nada. Varias veces me han tildado de cómoda, de poco solidaria, de apática, de cobarde, de pasiva!, por no alegar cuando debo hacerlo y de esa manera, supuestamente, hacer que las cosas mejoren; sinceramente, prefiero quedarme con esa imagen ante los demás si ser lo contrario implica ser tan poco congruente y tolerante. Creo que es un acto más efectivo de solidaridad respetar las reglas básicas del sentido común, como darle el asiento en la micro a la señora que viene cargada de paquetes, utilizar la escalera y dejar el ascensor libre a quienes realmente lo necesitan en un edificio concurrido, avisarle al conductor que se le quedaron encendidas las luces del auto, devolver la billetera o el celular encontrado en el colectivo a su dueño, o si tenemos miedo de actuar llamar ocultamente a carabineros cuando alguien es asaltado o una casa invadida, y tantos que se me ocurren que la lista es larga. Los buenos actos empiezan por casa, por invertir tiempo que es nuestro para mejorar el metro cuadrado que nos rodea, pero esto es difícil si todavía hay personas que piensan que han hecho su parte porque dejaron 5 lucas en la cuenta de la Teletón o del Hogar de Cristo, o porque salieron a protestar solidarizando por cualquier causa que puede ser o no la propia, y se creen la raja porque los mojó el guanaco o les llegó una lacrimógena y le cuentan a todo el mundo lo contestatarios y proactivos que son, y luego ni se inmutan en tirar un papel al suelo y dan estos malos ejemplos a sus hijos. Todos conformes y felices porque Valdivia es Región, yo realmente no sé bien qué es lo que eso implica, pero si esas son las acciones de los valdivianos, no veo los beneficios por ninguna parte, ni visualizo a Valdivia como un lugar mejor de lo que es, sino todo lo contrario.


Foto: Luis Santibáñez