martes, 30 de diciembre de 2008

Acosador virtual ataca de nuevo!


Hace unos días recibí en el messenger un par de notificaciones acerca de dos personas distintas que me habían agregado. Como la weona siempre concede el beneficio de la duda, pensando que puede ser alguien que he conocido en algun tiempo pasado y simplemente no me acuerdo, los acepto hasta entablar comunicación y ahí decido si dejarlos o bloquearlos.

Resulta que hace algunas horas, durante la tarde, un tipo me habla y esta es la conversación virtual que tuvimos:


(ventanita que se abre)
mistersenior@hotmail.com dice:
hola
_________________________________________
mistersenior@hotmail.com te ha enviado un zumbido. (ah, y además, impaciente el weón!)
_________________________________________
(aqui la expresion mas inocente y esperanzada de mi rostro)
Paula dice:
hola
no te reconozco, quien eres?

Luis Beckerman dice:
mira
no nos conocemos
soy mexicano
estoy en valdivia por unos dias por negocios
trabajo con Telmex
una empresa de telecomunicaciones y vamos a firmar contrato con Claro
me regreso el sabado a Mexico DF

(desconfianza total y cara de ¬¬)
Paula dice:
ok señor de negocios, y por que has agregado mi direccion

Luis Beckerman dice:
yo solo quiero saber si a ti te interesa ganarte dos millones de pesos chilenos
en un solo dia
_________________________________
Luis Beckerman te ha enviado un zumbido. (y otra vez el zumbido que me carga, CTM!!!!!!)
_________________________________

(O.O huuuuuuu valdrá la pena comenzar a sacar cuentas? mmm averigüemos... nah, ni muerta!)
Paula dice:
la verdad es que, no
con el dinero que voy ganando me es suficiente para estar contenta por la vida

Luis Beckerman dice:
hey
pero lo que tienes que hacer es muy facil
podrian ser hasta tres millones
si llegamos a un acuerdo
__________________________________
Luis Beckerman te ha enviado un zumbido. (YA CORTALA HIJO E PUTA, ME CARGA QUE ME ZUMBEN!!!!!!!!!!!! :@)
__________________________________
Luis Beckerman dice:
dime

Paula dice:
ah si? yo no creo en el dinero facil
algo turbio debe haber

Luis Beckerman dice:
oye, estoy hablando muy en serio
lo único que tienes que hacer es pasar una noche con un ejecutivo de alto nivel......... o sea, con migo jeje (venía de cerca la recomendación ¬¬)
todo con mucha confidencialidad
oye, esto es en serio, no es nada turbio
tres millones de pesos chilenos en efectivo

(Fácil? y de cuando ha sido fácil pasar la noche con un weón que uno no conoce? y eso además no es turbio?)
Paula dice:
dime una cosa... por que me pides esto a mí, siendo que hay mujeres en esta ciudad que se dedican a pasar noches con hombres, sean de negocios o no
como conseguiste mi mail

Luis Beckerman dice:
dime
te interesa o no
si me dices que no te elimino y ya
pero dime rapido
estoy de salida
solo dime SI TE INTERESA O NO!
(Ah! y más encima exigente el weoncito!!! qué te habrás creido CTM?) LA QUE TE ELIMINA SOY YO IDIOTA!!!

Paula dice:
no gracias
buenas tardes y que tengas una linda estadía en Valdivia

********No puedes enviar ni recibir mensajes de Luis Beckerman porque denegaste la admisión de este contacto********

ELIMINADO!

Mmmmm... ya vamos viendo, cómo sale el otro que me agregó y que aún no me pilló conectada... a ver si por lo menos sube la oferta digo yo!
Puchas, si no hubiera andado tan apurado le habría preguntado más cosas y le habría pedido foto por lo menos, así como pa ver si era washon y me convenía -como dicen, sarna con gusto no pica-, en una de esas podría empezar a ejercer en esta "profesion paralela", yo que siempre encuentro que la plata se me hace poca, total, en un abrir y cerrar de piernas desaparecerían las carencias económicas, habrá que hacer cosas muy difíciles? que yo el kamasutra no lo manejo :O

... no, pero hablando en serio, y en vista de que la otra vez se metieron a mi messenger y ahora me están agregando weones rancios, he decidido que mi perfil de facebook será sólo de acceso restringido a mis "ciber-amigos", y a la próxima que me pase una cosa por el estilo facebook se elimina y messenger cambia de dirección... he dicho.

Parece chiste la weaita... o será que no soy la única a la que le pasan estas cosas?

Así que, mucho cuidado chicas, sobre todo con los ejecutivos extrajeros de grandes conglomerados del rubro de las comunicaciones, y que quieran pasar la noche del Año Nuevo gritando ¡Viva Chile!

lunes, 10 de noviembre de 2008

Venus as a boy


He pasado tanto tiempo sin sentir nada extraordinario, que casi había olvidado ciertas sensaciones. Las personas pasan ante mis ojos, mujeres y hombres, algunas de ellas se acercan, y hay ocasiones en que incluso me pregunto por qué no siento nada especial, si no será que de cierta forma algo en mí se ha enfriado, se ha estancado, y me vuelvo a preguntar dónde están esas sensaciones, o si he perdido la capacidad de sentirlas. Hasta que de pronto, aparece alguien que me recuerda que soy mujer después de todo, y que tengo un corazón capaz de latir más rápido, y una piel que puede estremecerse ante un contacto. Estoy segura que esto no suena a nada que no le haya acontecido a alguien más, qué tanto, a cualquiera le puede suceder que de pronto ve a alguien y se pasa rollos. Una vez en la U, sentí también de esos llamados “amores platónicos”, con un veterinario que conocí en unos cursos paralelos con el cual tuve una gran conexión, casi teníamos la misma edad y me sentí enamorada, pero de su idealismo, su inteligencia, su amplitud de criterio (aunque era y es católico, una mezcla inusual entre creyente y científico en formación) y sobre todo, porque gracias a él y a las conversaciones que teníamos, me sentí por primera vez consciente de mi propio ser y de mi individualidad, pero a pesar de su atractivo físico e intelectual, nunca se me pasó por la cabeza llegar a algún contacto más allá de lo permitido, o si lo hice, realmente nunca sentí el deseo o el impulso. En ese tiempo, yo estaba en pareja, y era extraño para mí que ese “enamoramiento” finalmente me convenciera de que aquella persona era la correcta, que podían pasar hombres ante mis ojos que pudieran gustarme y sin embargo, no había ninguno mejor que aquél que estaba a mi lado. Era amor, y realmente lo sentía así, aunque las cosas y los sentimientos cambien con el tiempo, pero eso es otra historia.

Hace poco me invitaron a participar en una reunión organizativa para un congreso, y no me acuerdo si él ya estaba ahí o llegó poco después, pero me gustó apenas lo vi. Me parecieron interesantes las facciones de su cara, el conjunto de sus cejas un poco gruesas con sus ojos oscuros, su nariz recta, sus labios bien demarcados y finos, la sombra que su barba rasurada formaba entre su rostro y su cuello. Y luego escucharlo hablar y verlo sonreír, y mirar sus manos al saludarlo y cambiar algunas palabras… nunca lo había visto antes pero supe de inmediato que me gustaría estar con ese hombre, y al mismo tiempo, que eso sería un imposible absoluto. Lo principal era la gran brecha generacional entre nosotros, tanto en conocimientos como en años, es difícil imaginar qué podría ver ese hombre de cuarenta y tantos, con tanto mundo y experiencia a cuestas, en una pendeja que apenas sí sabe algo de la vida. Nunca me había gustado así alguien tan mayor, pero lo pensé, pensé en tirarme a la piscina, en que 15 ó 20 años tampoco podía ser tanta diferencia, en que quizá a los hombres de esa edad les gusten las niñas grandes, que sin más debería coquetearle visible y descaradamente… pero por otro lado, seguí interactuando con él casi a diario durante la semana y me sentía demasiado tímida como para eso, y al contrario, hacía lo posible para que no se notara, aunque era complicado no deshacerme casi de nervios con esos saludos y gestos tan efusivos de su parte que incluían abrazos y palabras como “linda”, “bella” (serán así todos los de su país?), y al sentir el olor de su cuello (una mezcla entre aroma de una colonia y el suyo) no comenzar a imaginar esa voz en mi oído, profiriendo suave más que un saludo, o esas manos grandes aventurándose a ir más allá de cerrar un abrazo alrededor de mi espalda… mejor no seguir, aunque la mente se alejara sola muchísimo más allá. Quizá me falte tener estrategia, técnica de seducción, o qué sé yo, sé que debo ser una niña buena ahora y quizá esa sea otra razón por la cual tenía el deseo medio adormilado, pero esta vez sí que me dieron ganas de portarme mal. Es decir, si una bruja hubiera lanzado un conjuro favorable a las virgos, o por alguna razón desconocida se hubieran alineado los astros de la manera correcta y este hombre me hubiera dicho un buen día que me fuera con él, mis hormonas se habrían encargado de meter todos mis escrúpulos en un saco y la ansiedad y el deseo hubieran hecho el resto, le habría dicho que sí, sin pensarlo. Pero no, no me atreví, aunque quizá haya alargado más de lo debido el abrazo de despedida, sabiendo que sería la última vez que lo vería. Ahora debe andar por el sur de Chile, o tal vez ya se esté volviendo a su país y da lo mismo, porque disfruté el hecho de sentir ese deseo vivo, de que puedo experimentar ansias, ardor, sentir que la sangre me fluye más rápido ante una mirada, una sonrisa, un roce involuntario... así y todo la vida está lejos de ser justa pues, después de meses en que lo único que me aceleraba los latidos era correr detrás de la micro, aparece un hombre que me produce una revolución hormonal -mariposas en la guata incluidas-, pero justo se trata de alguien inalcanzable (al menos, para el momento actual). Definitivamente, la riqueza está mal repartida en este mundo.

···

[ese último comentario fue un poco exagerado… sí existe el alguien que me acelera los latidos, es sólo que las circunstancias me hacen pensar demasiado en lo que necesito, pero no puedo obtener de su parte… pero seguro va a llegar el día en que me encuentre en una situación parecida y me voy a portar mal, y ahí se va a ir todo a la mierda… qué jodida que es la vida a veces, ahora al menos siento alivio de que no sucedió]

domingo, 12 de octubre de 2008

Es domingo por la tarde. Mis padres y mi hermano acaban de salir, se juntaron con mi tía y mi primo para ir al Parque (Cementerio), van a ver a mi abuela paterna y dejarle algunas flores. Bueno, así lo sienten ellos, y es la razón por la que no voy casi nunca. Nunca he explicado por qué, y tampoco lo preguntan, aunque siempre veo una leve expresión de reproche en sus caras, pero es algo que no entenderían. Para ellos, mi abuela está presente, los mira, los acompaña día a día, y ese ritual de ir todos los fines de semana -que el clima de Valdivia permita- es para ellos una manera de demostrar que no la han olvidado, y de que ella siempre los acompañe, en espíritu, en alma, en presencia o como le llamen. Pero para mí eso no existe. Las pocas veces que hago eso lo hago sola, para ver si de alguna manera siento lo que ellos, y eso nunca sucede, a fin de cuentas, lo único cierto es que ella ya no está de ninguna forma, y cuando me siento al lado de su tumba sólo percibo que ella se ha ido, y sólo veo ese pedazo de concreto con su nombre grabado que simboliza su ausencia, y deposito sobre él esas flores que sé, van a marchitarse en vano. Por eso no participo de esa visita familiar, porque nunca puedo ser parte de esa comunión, de esa certeza que tienen de que ella sigue allí, en algún lugar, tan abstracta y volátil como el aire pero siempre presente, mientras yo tengo que disimular esa soledad junto a ellos.

Mi abuela materna murió hace un poco más de un año de forma muy repentina. No hubo tiempo para despedidas ni palabras de último momento, y mi madre se siente aún culpable de no haberse dado el tiempo de decirle cuánto la quería, su muerte es algo aún no superado. Y esa es otra razón por la que mejor no emito comentarios, porque para ella quizá sea un consuelo magro, pero consuelo al fin, creer que mi abuela está presente junto a ella, en sus quehaceres diarios, en sus sueños y en sus pensamientos, y de esa manera puede saber todo lo que no pudo ser dicho.

Hoy he pensado mucho en ellas, en que si fuera cierto que ahora son capaces de ver todos mis pasos tratarían de mostrarme el camino al verme tan desorientada, o es que hay algún obstáculo insalvable entre el mundo de los vivos y el de los muertos que no las deja comunicarse conmigo? No, esas son las ilusiones de las que la gente se aferra para hacer más llevaderos los dolores y las ausencias. Ahora estoy poco ilusionada, quizá alguna vez creí que la magia existe y ahora me quedé sin ases bajo la manga, sin trucos nuevos para mostrar, no soy capaz de encantar a nadie, ni siquiera a mí misma, ni hay nada ni nadie capaz de encantarme a mí. Sí, al final esto es para decir que estoy triste, desanimada, desencantada, y me siento más sola que la cresta. No soy capaz de concentrarme en las cosas importantes y a veces me dan ganas de mandar todo a la mierda.

Me gustaría pensar y creer que existe alguna clase de presencia que me cuida y me guía, un ángel de la guarda, el alma de mis abuelas, algo que me haga sentir que no estoy sola. Pero no siento nada, sólo soledad, una soledad infinita, si es que así se define esa sensación de desarraigo, de no pertenencia, eso de estar siempre con gente alrededor, mucha gente dando vueltas, pero nunca con nadie con quien lograr una preocupación y comprensión mutua. Necesito un sustento, estoy cansada de sentirme en el aire todo el tiempo...

viernes, 19 de septiembre de 2008

No me gusta invadir
Hago lo posible por ser silenciosa, pequeña, casi invisible
Pero siento
que de todas maneras pongo un pie sobre el límite de tu metro cuadrado
Y es siempre sin querer
Me pregunto si vale la pena, si realmente lo vale
Desear compartir ciertos momentos y lugares contigo
Echarte de menos y ansiar verte
Y preguntarme y plantearme tantas cosas
Buscarle la quinta pata al gato
Para finalmente echar a un lado esas divagaciones
Y sólo conformarme
Con tu voz un par de minutos al otro lado del teléfono
La seguridad de que piensas en mí
La leve certeza de que a veces también me extrañas
La total convicción de que no hago falta en tu vida
Ni tú en la mía, para qué engañarse
Siempre hay que buscar la excusa
para hacer que el tiempo se digne a darnos nuestro espacio
Y encontrar esos lugares comunes para nosotros
Físicos o tácitos
Y a pesar de lo efímero de nuestros encuentros
Siempre siento en algún momento
De que sobro en ese espacio
De que lo llenas todo tú
De que yo no tengo cabida en él
Y me hago silenciosa, pequeña, casi invisible
Y así no sentir
que coloco un pie sobre el límite de tu metro cuadrado
Quizá ya estamos tan acostumbrados a la soledad
Que nuestra única manera de estar juntos
Sea sólo poner nuestras soledades una junto a la otra
Sin lograr realmente una fusión auténtica
Formar un espacio que sí pueda llamarse “nuestro”
Aunque por algunas horas
Mis ojos ciertamente ven tu rostro de carne y hueso
Y mis manos efectivamente
Sienten el calor y textura de tu piel
Y te quitan la ropa mientras nos besamos
Me pregunto si hacer el amor contigo sólo sea
Un acto para sentirnos más unidos y menos solitarios
Lo deseamos
No estamos obligados
Pero no hacerlo acaso sería
Quedarnos encerrados definitivamente en nuestros mundos
Y pocas veces hay tiempo para amaneceres novelescos
Yo requiero un abrazo
Tú pides cinco minutos más
Y soy yo quien a veces quiere esfumarse
Preguntándome en silencio por qué estoy ahí
Recordando todo lo que estoy dejando de hacer
Añorando estar en mi sitio de siempre
Mirando el mar a través de la ventana
Porque él siempre es más grande que mis dudas
Y otra vez
Pensando en ti y echándote de menos
Para que así una vez más
Todo vuelva a comenzar


[MUSE - "Blackout"]

viernes, 5 de septiembre de 2008

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Cómo puede haber sanación si no se encuentra el remedio?

Cuándo puede existir el desahogo si las lágrimas no son suficientes?

Cómo decir ciertas cosas, si las palabras siempre parecen ser hirientes, confusas, lapidarias, incisivas al entendimiento del que oye sólo lo que quiere oír?
Si hay tanto para decir pero no hay quien tenga oídos para escuchar, ojos para ver, razón para comprender?

Cómo componer lo que se ha roto si las trizaduras quedarán visibles para siempre?

Cómo atravesar esa distancia si se vuelve insalvable y no hay medio de llegar?
La distancia no es sólo una cuestión de kilómetros

Cómo avanzar si siempre está ahí el pie de alguien más? Tendré que ser más cuidadosa al dar un paso, o sólo acostumbrarme a que otro tropiece por poner ese pie adelante?
Cómo aprender sin herir susceptibilidades?
No es con mala intención, yo también tropiezo
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Cómo seguir cuando las fuerzas se agotan?

Cómo olvidarme de ciertas cosas si están siempre ahí? supongo que son parte de lo que soy, me recuerdan quién soy, pero ya no las soporto
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[no me siento bien… si no te importa mejor me voy

domingo, 31 de agosto de 2008

... Y quién lanza la primera piedra?


"El remordimiento crónico, y en ello están de acuerdo todos los moralistas, es un sentimiento sumamente indeseable. Si has obrado mal, arrepiéntete, enmienda tus yerros en lo posible y encamina tus esfuerzos a la tarea de comportarte mejor la próxima vez. Pero en ningún caso debes entregarte a una morosa meditación sobre tus faltas. Revolcarse en el fango no es la mejor manera de limpiarse."

Aldous Huxley


Los amigos están para celebrar y compartir con nosotros nuestros triunfos, para ser un pilar en el cual apoyarnos y consolarnos en nuestros fracasos, para reprendernos y enrielarnos por el camino correcto cuando evidentemente estamos metiendo la pata y no queremos darnos cuenta, están para todas estas cosas, pero nunca para juzgarnos. Para eso está todo el resto del mundo, y si alguien dice ser nuestro amigo y nos juzga, entonces no es tal. Sólo un amigo entendería que debe interpretar nuestros actos por el motivo que nos llevó a cometerlo, y no por el acto mismo.

El remordimiento es un sentimiento bastante indeseable, y suficientes motivos hay ya en la vida para sentirlo. Con un amigo, el remordimiento se siente cuando no siempre podemos estar ahí para apoyar y consolar, cuando no podemos compartir sus triunfos, cuando no somos lo suficientemente valientes para hacerles ver un error, por temor a su enojo. Y si ese remordimiento viene de hacerte cargo de alguna responsabilidad moral que sólo a ese amigo le incumbe, o de sentirte mal por un pesar suyo a raíz de algún sentimiento del cual no puedes hacerte responsable, y sin embargo lo haces, entonces esa persona no puede llamarse tu amigo, y menos aún si esa persona espera o piensa que debes hacerte cargo de tal responsabilidad.

A fin de cuentas, un amigo te tenderá la mano por no dejar que te revuelques en el fango del remordimiento, y menos será él el motivo por el cual lo hagas. Y para considerarse amigo de alguien, hay que partir por uno mismo, porque la amistad involucra respeto y cariño (amor, si quieren), y ambas cosas, una entrega recíproca y desinteresada. No existen los intereses creados en la amistad. Si me considero amiga de alguien, pensaría que aquella persona espera estas mismas cosas de mí.

Cuando empecé esta página, fue con la intención de desatorarme un poco, de que a quienes les interesara conocieran más de mí, que llegaran a este lugar a través de las huellas casi imperceptibles que iba dejando por el camino. Desde ese día ha pasado algo más de un año, y ese sentido ha cambiado un poco. Me di cuenta de que a través de esto, he podido revisar hechos que me han permitido acercarme un poco más a saber quién soy; y también, me ha permitido conocer más de las personas que me han visto aquí, de lo que ellas han podido saber de mí, a través de sus reacciones, porque me di cuenta que aunque se vaya por la vida cuidando cada paso, y tratando de no hacer demasiado ruido, no se puede caminar por este mundo sin provocar alguna reacción o transformación. Y me di cuenta también, que a medida que me voy haciendo más consciente de mi individualidad, más sola estoy, más encapsulada, más abstraída en mí misma, pero a la vez, más va percibiendo el resto del mundo de que existo, de que soy una persona que ocupa un lugar, y ese solo hecho comienza a molestar al resto. Y a través de esa paradoja, he aprendido yo una cosa más: da lo mismo saber todo de alguien, pero no se conoce a esa persona sino hasta que comienzas a darte cuenta de sus reacciones ante los actos y pensamientos propios. Y de todas las reacciones posibles, creo que la más simple y obvia, y muchas veces dañina, es el hecho de juzgar, sobre todo si ese juicio no se hace en tu cara, sino de forma anónima o con otras personas que, dependiendo de su fortaleza o volubilidad mental y de carácter, también pueden comenzar a juzgarte a partir de ese juicio inicial.

Volviendo un poco atrás, puedo decir que sumando y restando, para contar a mis amigos me sobran dedos de las manos. Estoy segura de que casi ninguno de ellos ha dado con este rinconcillo recóndito de la red, y la verdad es que ni siquiera es necesario, si lo han visto, no sería raro que ni siquiera se hayan molestado en dejar un par de líneas o bien ya no recuerden que esto existe, si al final, ellos no se extrañarían por ninguna de estas cosas. Algunos errores he cometido, he dañado a gente sin querer, he decepcionado y me han decepcionado, he aprendido un par de cosas, hasta el momento no he herido de muerte a nadie y no veo por qué mis errores puedan ser más terribles que los de cualquiera. Y sobre todo, si eso implica que los demás juzguen… y es tan terrible dar un traspié de vez en cuando? De dónde proviene la sabiduría de aquéllos que juzgan lo correcto y lo errado si ellos mismos no han cometido sus propios yerros? De verdad es tan difícil ver la viga en el ojo propio?

Lo bueno de todo es que de a poco se va perdiendo el temor a equivocarse, y no estoy justificando la maldad humana –que la hay- en pos de la experiencia personal de vida, sólo reclamando el errar como un derecho, y aceptando el deber que eso conlleva de afrontar las consecuencias de tales tropiezos. Y pese a todo, habrá quienes estén dispuestos a aceptar y comprender, porque han entendido que si algo hay en común entre todos nosotros es que los errores son algo inherente a la condición de haber nacido humano, y ante ese hecho, “con la misma vara que medimos seremos medidos”. El remordimiento es un sentimiento indeseable, y proviene desde el juez más implacable de todos, que es la propia consciencia.


[Jorge Drexler - La vida es más compleja de lo que parece]

lunes, 21 de julio de 2008

Aves de paso

-¿Puedo besarte?

Me hizo gracia que me lo preguntara. Ya hacía rato que cada paso que dábamos y cada palabra que decíamos conducía al beso que estaba a punto de darme, y que efectivamente me dio sin esperar mi respuesta, suave y casi tímido al principio, de inmediato más profundo.

Sus manos, liberadas por el permiso tácito que aquel beso le había dado, iniciaron un paseo por mi cuerpo con la misma cadencia de sus labios, primero la yema de los dedos perdiéndose por los hombros y los brazos, ligera, tanteando el terreno. Después la palma, buscando ya las piernas, la cintura, la espalda, acomodándose donde no pareciera ansiosa, llegando poco después a los límites de lo que había buscado desde el comienzo.

Cuando sus dedos cruzaron la frontera de mi piel, me encontraron ya dispuesta. Él sabía y yo sabía, y de nada hubiera valido mostrarse cautelosa o remisa. Le dejé bucear en mis ríos, me dejó encontrar su ansiedad. Yo misma le cogí de la mano y le guié hasta la cama, cada uno dejó caer la ropa que el otro había desabrochado, apartado, subido.

No nos dimos tiempo para ternuras ni reproches. Cumplimos el rito como aquellos que se saben el guión, él seguramente pensando en otra, yo ciertamente pensando en otro. Formulamos las promesas correspondientes, sabiendo que al amanecer ya no las recordaríamos.

Los dos hicimos todo lo que se esperaba de nosotros. A altas horas dijo que tenía que irse, lo miré vestirse desde la cama, le acompañé hasta la puerta.

-Te llamo, ¿vale?

Cerré la puerta a sus espaldas. Sabía que no llamaría nunca. Las aves de paso nunca vuelven a posarse en el mismo árbol.


Texto tomado en préstamo desde El Escondite de Anaïs




[Sabina & Serrat, Aves de Paso]

lunes, 30 de junio de 2008

La mentira existe hasta volverse real.

Pero lo que me parece más increíble de todo no es que exista dicha mentira, sino que haya gente dispuesta a tragársela sin discutir, y más gente aún, que está dispuesta a dejarse manipular en pos de que esa mentira siga pareciendo como real.

Este espacio es (mío) propio.

El anonimato puede servir para los valientes que quieran hacer su aporte de modo que la persona no opaque al hecho, y también para los cobardes que se amparan en las sombras de modo de destruir lo que otros construyen.

De a poco estoy aprendiendo a pensar por mí misma, y eso es difícil. Difícil darte cuenta de que al fin lo estás logrando, más difícil darte cuenta de que los primeros 20 años de tu vida pasaron pensando lo que otros decidían que tú pensaras, no lo que tú querías pensar. Intentar pensar por ti mismo es más arduo, pero necesario.

Nadie puede quitarme el derecho a pensar lo que quiero, y a tratar de expresar cómo me siento. Habrá quienes se rían de lo que pienso y siento, no me importa, es mío. Pueden irse a la mierda un rato, si quieren.

Estoy aquí, eso debe tener alguna razón. Tengo lo que me queda de vida para hallarla. Y si no la encuentro, por lo menos me recostaré en mi tumba con la tranquilidad de que hice el intento auténtico y humano.

Esta soy yo... y sigo en el lugar de siempre. La diferencia es que ahora estoy aprendiendo a pensar por mí misma, aunque a unos les disguste y a otros les cause risa -sobre todo lo último-.

miércoles, 18 de junio de 2008

Y a veces te extraño tanto


Sería mucho más fácil tener la certeza de tu presencia en mi vida, de tu mano invisible guiándome, no dejándome caer, levantándome cuando el abatimiento acecha, confortándome cuando la duda me lacere la mente con su punzón

Y yo elegí, elegí ser libre, elegí buscar mi propio camino, sola, sin ayuda, desorientada, porque no hay una huella previa en el páramo de esta vida, mi vida, elegí soltar esas ataduras que asían mi mente y me impedían volar, proyectarme, pero después de todo no sé hasta dónde puedo hacerlo. No sé hasta dónde llega esa superestructura de tal amplitud que parece invisible pero está presente, esa que limita mis ideas, mis pensamientos, mi capacidad de colegir, de analizar, de pensar, de volar, que mis padres y el colegio y el entorno y la sociedad y finalmente yo misma me he impuesto y de la que no he podido despojarme, que es como la burbuja de aire que me permite respirar y nutrirme, aun sabiendo que ese aire y ese alimento son una ilusión. Y tú eras parte/causa/creador de ella, y tú me fortalecías pero me coartabas, tu amor era una pesada carga para mis hombros, de a poco tu calor no quemaba mis labios ni encendía mi piel, ya no te pensaba antes de dormir ni al amanecer, hasta que un buen día la flama de Tu Palabra se apagó bajo la lluvia de mis vacilaciones, dejó de calentarme, se volvió vacía y yo tracé esa pared invisible que divide la razón de la fe. Cambié seguridad por incertidumbre, protección por desabrigo, me vi como Eva luego de morder la manzana, tan consciente de mi debilidad, tan avergonzada de mi desnudez, tan abierta a la noción del dolor y del placer, tan dispuesta a sufrir y a gozar, cambié irreflexiva inocencia por despojante libertad. Soy libre de vagar por el mundo, construyendo mi destino, trazando mis caminos, inerme y desvalida, vistiéndome de hojas y pieles.

Y a veces te extraño tanto… sobre todo ahora, que siento que la noche cae sobre mí, y necesito al menos una pequeña luz para no tropezar ni caer en los baches de este páramo, ahora que el amanecer aún está lejos pero yo debo seguir avanzando. Y a veces tengo tanto miedo de que no estés, requiero de tu abrazo cuando hay frío y me falta fortaleza, y siento que pierdo la fe y el sentido de estar aquí y caminar en medio de la noche oscura…

Te echo de menos, a TI… a ese Dios de la infancia, al que suponía escuchaba mis plegarias silenciosas formuladas con ojos cerrados y manos juntas, al que me prometía el Paraíso a cambio de mi obediencia y buena voluntad, al que siempre estaba confortándome, dándome una luz en medio de las tinieblas, y que yo sólo debía seguir para sentirme a salvo…
Y yo elegí ignorar esa luz a cambio de libertad para buscar mi camino, y tus oídos se hicieron sordos para mí, tan sordos que llegué a creer que le hablaba al aire, que eres simplemente una invención, un mito, un placebo, una superstición que ha durado demasiado tiempo, menos que aire… y ahora eres nada.

Ya no estás, te fuiste porque yo lo quise así, y siento miedo.
Pero por suerte, ya no te necesito.
Y espero no necesitarte nunca más, porque eso sería aceptar que mi vida ha fracasado. ¿Cómo no ha de fracasar mi vida si renuncio al sentido que le he dado?
Y una vida sin sentido no tiene razón de existir, y es curioso pensar que si en verdad tú existes y me diste la vida que tengo, aceptar tu existencia sería también aceptar que mi vida no tiene sentido alguno.
Y sería hora de ponerme un cañón en la sien


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Escrito en Octubre de 2005.

viernes, 6 de junio de 2008

Y nadie nace sabiendo...

Creo que a mi cabecita le da por pensar muchas tonteras que no son positivas, de todas maneras, he tenido que aceptar algunas cosas que sin pensarlas no me habría dado cuenta de que son como son.

“Todo tiempo pasado fue mejor” dice un antiguo y trillado dicho, y muchas veces pareciera que es así. En tantas ocasiones me he preguntado por qué estoy tan triste, si mi vida no tiene mayores problemas ni riesgos, estoy rodeada de gente que me tiene afecto y se supone que estoy haciendo lo que me gusta… entonces, qué me pasa? Necesito una vida con grandes contratiempos? Algo que me haga valorar el momento que estoy viviendo? Qué provoca esta falta de motivación y no entregar el 100% en lo que hago? Por qué no hago lo que se supone que debo hacer, sabiendo que los plazos se cumplirán inexorablemente?

Muchas veces me he quejado de todo esto, sin encontrar las respuestas. Siento nostalgia de los tiempos antiguos, cuando todo parecía más fácil y grato… pero qué diablos? eso ya es parte del pasado, porque (sobre)vivir el presente como lo estoy haciendo causa que mi futuro se vea más incierto de lo que ya está. Tengo que aceptar que ciertas cosas y ciertas personas ya no están, y que no van a volver, por muy buenas que hayan sido. Tengo que aceptarme y quererme tal como soy, con todo lo bueno y lo malo que tengo en mí, sintiéndome segura de mis virtudes y haciendo lo posible por mejorar mis defectos.

Ya no puedo culparme por los errores que he cometido, porque todos ellos han tenido su cuota grandísima de enseñanza; es mejor agradecer por ello, porque en ciertas cosas ya no volveré a tropezar y es mucho mejor que sucedan ahora, cuando aún soy joven y tengo tiempo de enmendar el camino, lo que está hecho ya no se puede remediar, pero sí se puede sacar de ello lo suficiente para no volver a incurrir en las mismas faltas.

Ya no puedo seguir preguntándome por qué se cruzan en el camino personas indeseables que se mueven impulsadas por las malas intenciones, al final la maldad es sólo parte de la naturaleza humana, y como toda mala experiencia sólo sirve para ser más cauteloso para una próxima vez, y no encandilarse a la luz de amables palabras o dulces sonrisas falsas.

Ya no puedo lamentarme por las pérdidas, y tengo que meterme en la cabeza que es imposible retener algo que tiene que alejarse. Simplemente hay que resignarse en ciertos momentos, hay cosas que están más allá del alcance de mis manos, y al contrario, debo aceptar esto porque ningún hecho o afecto puede darse por sentado en la vida, en un abrir y cerrar de ojos las cosas cambian y sólo queda la amarga sensación de no haberlas aprovechado mientras estuvieron… y quizá esa sea la lección más importante, debo aprender a disfrutar lo que tengo mientras exista, porque nada es para siempre, debo concentrarme en lo que me gusta de cada cosa que tengo porque puede que mañana no haya marcha atrás, y debo aprender que cada cosa que poseo inevitablemente se acabará o se alejará algún día, y lo único que queda por hacer en este momento, en el “aquí y ahora”, es disfrutarla mientras pueda, sin pensar tampoco en el final. Y las personas que ahora están a mi lado no escapan a esta regla, porque su compañía no es definitiva y tampoco debo intentar detenerlas cuando llegue el momento en que tengan que partir.

Es extraño pensar siempre en el día de mañana, en el otro año, en el fin de la transición que estoy viviendo, cuando puede que mañana ni siquiera alcance a abrir los ojos… y al parecer, esto le pasa a todo el mundo, como si todos fuéramos a llegar a viejos, uno piensa en envejecer junto a la pareja, balanceándose apaciblemente en una mecedora, envuelta en un chal, leyendo en voz alta un cuento a los nietos, hacemos tantos planes que aún no saboreamos pretendiendo que el momento actual es el paso previo a eso, y puede que ni siquiera podamos estar aquí para concretarlos... y creo que es bueno darse cuenta, porque otros no tuvieron el tiempo y no hicieron los preparativos necesarios, ni pudieron llegar siquiera a coger un ápice de la realización de aquellos proyectos, porque para ellos no hubo un futuro.


Ya no quiero pensar en los tiempos pasados con nostalgia, porque de ellos ha surgido el presente que vivo, la experiencia y la conciencia actuales. No voy a aferrarme más a cosas que no volverán, ahora las dejo, me despido de ellas y para siempre las guardo, y tomo lo que ahora importa que es el presente, y aunque a veces sea más fácil quejarse o perder el ánimo, es mejor cambiar la perspectiva porque si hay veces en que me siento nostálgica, triste, pesimista o desanimada, no es comparable a sentirse arrepentida de haber desperdiciado la oportunidad de vivir cuando la tuve en mis manos.



(Y quizá no sea mala idea colgar esto en un lugar visible, para restregármelo en la cara cada vez que me den ganas de mandar todo a la mierda... y quizá, también, no sea yo la única que deba hacerlo...)



[Jorge Drexler, Sanar]

martes, 25 de marzo de 2008

Ciertas Diferencias

Imagen: Marian Angulo

Una mujer se acuesta con un hombre para sentirse amada por él.
Un hombre finge amar a una mujer para acostarse con ella.

Ella hace el amor; él simplemente se la coge.

A ella no le importará no alcanzar un orgasmo para hacerlo sentir bien, incluso muchas veces fingirá tener uno para no dañar su ego; él tratará de llegar al orgasmo según su ritmo, si llega antes siempre existirá la excusa de que para un él es más difícil controlar el impulso mientras que ella es más lenta.

Un hombre siempre resentirá que el paso del tiempo u otras circunstancias hallan hecho mella en el otrora hermoso cuerpo de su mujer; una mujer siempre sentirá deseo por su hombre aunque los años hayan añadido unos kilos de más en su barriga. De la misma manera, ella tratará de verse lo mejor posible a pesar del tiempo, mientras que él no tiene que preocuparse por su apariencia.

A un hombre no le importará relamerse y darse casi la vuelta entera cuando pasa un buen culo o un buen par de tetas por su lado, aunque su mujer esté presente; una mujer mirará de reojo a ese macho rebosante de músculos que acaba de pasar por su lado, haciendo lo posible por que su hombre no se dé cuenta, por ningún motivo.

Un hombre tendrá fantasías sexuales con la hermana, mejor amiga e incluso la madre de su mujer, a todo color y no sentirá culpa. Una mujer se recriminará si de repente mira para el lado y pensará que algo está funcionando mal en ella.


Que una mujer le diga “te amo” a un hombre, es la mejor manera de hacerlo huir.
Que un hombre le diga “te amo” a una mujer, es la mejor manera de atarla a su lado.



martes, 4 de marzo de 2008

*** Dedicado (sobre todo) a Loreto y Thamara... ***


Extraño las tardes de trabajos en la biblioteca

Extraño las noches de estudio en el Hogar Aysen

Hacer una cucha entre todos para comprar los ingredientes de la clásica cena de huevos con tomate y pan

La competencia entre Nano y yo para ver quien dejaba una capa de espuma mas espesa preparando café batido (pero él casi siempre me ganaba)

Los estudios de amanecida… cuando el Levi se hacia el fuerte para pasar dos noches seguidas de largo y a la segunda se dormía a las 10 de la noche, y la Silvana le buscaba una frazada para que siguiera durmiendo en el mismo sillón donde había quedado…

O al Nano jugando “tenis de aire” a las 5 de la mañana, que era el preámbulo de que moriría prontamente producto del sueño... o bien, queriendo a esas alturas reencarnarse en un manatí

A la Astrid bailando y enseñándonos coreografías Axé

Los carretes en el quincho del Nano con choripanes, un poco de alcohol y “nada de esto fue un error, wuoooo (8)…”

Y los estudios de Geología Marina, en que la mitad de la noche estudiábamos y la mitad conversábamos o creábamos canciones en el compositor del celular, pero siempre quedábamos la Thamara y yo porque a la Loreto le daba sueño antes, se ponía el pijama y se iba a acostar… y luego yo me iba a las 8, después de dormir como tres horas, para alcanzar a ducharme antes de la prueba que era a las 10 (es que vivíamos tan lejos…)

Fueron varios ramos que nos reunieron, Genética, Bioquímica, Física, Estadística, Meteorología, Geología… sufrimos bastante con ellos y fueron motivos de trasnoches y mañas, pero también perdimos el tiempo y lo pasamos bien… y quizá lo más importante de eso, más que haber pasado los malditos ramos de mejor o peor manera, son los vínculos creados entre nosotros.

Creo que el decir que todo tiempo pasado fue mejor, es porque el presente es tedioso, y el futuro incierto… pero peor que eso es que ya no estamos juntos y reunirse es cada vez más difícil, aun así los lazos quedan, al menos, no en todos los que estuvimos pero sí en la mayoría.

Vendrán días de trabajo intenso, algunos formarán familias, otros se casarán con su profesión, y quizá haya quienes cambien de rumbo y el mar ya no sea su norte, y vendrán también nuevas personas, nuevas amistades, nuevos “enemigos” y nuevos momentos simples para compartir y recordar, pero de cuando en vez vendrán a la memoria esas noches de estudio interminable, conversaciones entretenidas, y hasta peleas y también historias de amores fallidos, que marcaron nuestra transición a la adultez. Si somos mejores o peores personas ahora que antes, eso queda para cada uno, pero nadie pueda decir que salimos de la universidad siendo los mismos seres que cuando entramos, pues tendríamos que ocultar las marcas indelebles que han quedado en nuestros corazones y nuestra conciencia.



Parece que hoy ando más mamona que de costumbre…

lunes, 18 de febrero de 2008

Pequeños diálogos



- Gustavo, ¿tú me quieres?

- ¡Sí, Paula!

- Oye, y ¿cuánto me quieres?

- ¡Cincuenta!


· · ·

jueves, 10 de enero de 2008

De vuelta...


He vuelto.

Un par de semanas de desconexión me hicieron bastante bien, así que ahora ya estoy aquí para dejar de hacerle el quite a las obligaciones.

Hace unas noches me encontré con un noruego en un local, de lo primero que me dijo fue que me parezco a Sissel Kyrkjebo, una cantante noruega (en la foto). No la conocía, pero creo que estaba un poco equivocado o no? De todas maneras, tomaré como modelo su "look". Me cortaré el pelo, bien corto, ya lo decidí. Así que si no me parezco, al menos tendré su corte de pelo.

El 2007 fue un año de estancamiento -salvo por algunos hechos en los últimos meses-, no sé por qué presiento que el 2008 será un año de cambios en mi vida. Sólo espero utilizar de buena manera las lecciones acumuladas y saber tomar las decisiones correctas.