miércoles, 8 de agosto de 2007

Te conviertes en un jugador peligroso, cuando conoces lo que quieres

Primero la mentira, luego el desengaño, después quizá el auto-engaño, posteriormente la confrontación, seguida del dolor y la vergüenza (en forma de humillación, ¿o será que son sinónimas en ciertas ocasiones?); finalmente, y muchísimo después, la resignación…

Hoy, con propiedad puedo decir la tan trillada frase “he cerrado este capítulo y doy vuelta la página”


[Todo lo que sucede es hijo de la ley de causa y efecto.
Si pongo la mano en el fuego y me quemo, no diré que mi quemadura fuese un castigo de la naturaleza por mi inadvertencia, sino simplemente que me queme por inadvertido.

El castigo no existe.

FIN DE LAS MENTIRAS A MEDIA
al menos te quedo claro, ESO ES BUENO.

Hay cosas que uno dice y son verdades y otras, que son mentiras. Las mentiras no conducen a ningun lado, solo hacen más daño.
Hay personas que mienten para no dañar al otro y otras con el solo fin de inflingir mas dolor.
no mas mentiras en este jueguito sucio que aceptaron seguir.]


Sí existe el castigo… no he sido más castigada ni fustigada por nada tan terriblemente como por mi conciencia… fueron dos años de latigazos agudos de dolor, tanto que mi corazón ya estaba anestesiado casi, no había más lugar donde poner una nueva llaga… y sólo lo noté al final, cuando tuve que meter mano en ellas y retirar las costras para que sangren y así eliminar todo ese material putrefacto de amargura que me intoxicaba por dentro, y así poder purgar mis culpas, y todo el mal que me causé a mí misma y a otra persona también, sólo que no podré conocer nunca los alcances de ese daño y ese dolor… y las mentiras, que acaso callarse es una manera de mentir también? Mentira por partida doble, qué horrendo es engañarse a sí mismo, saberme utilizada y descartada como un pañuelo desechable luego de ser usado, pero así y todo justificar a ese alguien que sólo me manipuló para sentirse en las nubes mientras me ahogaba en el lodo de la desolación, sola, tragándome todo en soledad porque ¿qué caso tiene compartir con alguien esa vivencia? Nadie podría adivinar siquiera lo que se siente sin haberlo vivido, es tan fácil emitir juicios y ver la paja en el ojo ajeno, el dolor acumulado es peor que la tortura, no hay forma de escapar de ese agujero, cualquier espectador me habría acusado de locura, masoquismo, falta de amor propio, y en esto último no estaría equivocado, ahora lo pienso y es ridículo, pero se llega a un nivel de bajeza tal que hasta pensé que más nadie podría amarme, que nadie podría jamás hacerme sentir así otra vez, que aquello que sentía era realmente el amor, ese enamoramiento enfermizo que no es más que el síndrome de abstinencia de un vicio que no puede ser satisfecho, ya que sólo hay indiferencia y ausencia y espera interminable y angustiosa… castigo autoinfligido, yo misma me condené a recibirlo, todo es hijo de la ley de causa y efecto. Mentir para no dañar al otro, es eso posible? Existe la mentira para echarle tierrita encima al desastre que de a poco va quedando, existe la mentira para salvar el pellejo y no seguir metiendo más la pata en el lodazal… si callarse es mentir, ya no me interesa averiguar de qué lado estoy, porque entonces soy igual al resto...

...


Esto lo escribí hace tiempo ya, y de todo aquello queda nada, excepto por una rosa desecada, los recuerdos cubriéndose de polvo en mi mente, las cicatrices del corazón cada día más borrosas... hoy, finalmente soy capaz con convicción, de decir: “lecciones aprendidas, culpas transformadas en sinceras disculpas”