miércoles, 24 de marzo de 2010

Advertencia: este post es depresivo al cubo.

Hoy es uno de esos días en que nada me parece bien. En que me doy cuenta de que nada ha ido bien últimamente, no porque exista la mala suerte, ni porque yo no sea capaz de hacerme cargo de mi vida, ni porque el de arriba me tiene mala ni por falta de inteligencia ni de maña. Todo está mal y todo se me da mal simplemente porque yo no estoy bien.

Medio Chile se vino abajo con un terremoto y la gente se las sabe componer igualmente bien, igual se las arreglan para salir adelante. Yo lo tengo todo, y estoy pegada hace meses en lo mismo, como estas camionetas sin tracción que patinan en el barro y en vez de zafarse se hunden más. Trato de hacer lo que se supone que hace una persona común y corriente con una vida normal, trabajar, hablar con mi familia, juntarme con mis amigos, carretear, salir con alguien de vez en cuando, sólo que no sé en qué momento todas esas cosas “normales” dejaron de tener sentido y me cuesta un montón hacerlas. Simplemente NO quiero, y así me quedo.

Hoy es un día en que me doy cuenta en que llevo demasiado tiempo de este hueveo malsano. Que ya ni recuerdo cuándo partí así ni sé cuándo se va a terminar. Que da lo mismo escribirlo, patalear, decírselo a alguien o quedarme callada, porque nada sirve. Estoy metida en un hoyo anímico del que definitivamente no puedo salir sola, porque como se supone que nada va mal en mi vida, no tengo problemas graves, ni males de amor, ni terribles problemas financieros, y mi estado de salud es aceptable, no puedo identificar la puta causa de lo que me tiene así. Si tuviera un problema gigante sobre los hombros, como el hecho de que un terremoto se llevara todo lo que tengo o un maremoto hiciera desaparecer a mi familia, o sufriera un mal invalidante o simplemente estuviera vieja, achacosa y sola, diría “claro, esto es algo que deprimiría a cualquiera, no?”. Pero resulta que como no tengo idea qué mierda me pasa, la conclusión final es que necesito una mano que me ayude a salir del hoyo, porque no puedo sola.

No necesito frases cliché de la gente que lo tiene todo resuelto, ni que me digan los típicos elogios pa’ levantar el ánimo de lo linda o simpática que soy, ni que me reten porque no hago lo que debo ni me peguen o me manden a la chucha porque no me esfuerzo lo suficiente. Lo que necesito es ayuda de verdad, ya no puedo sola conmigo y me estoy enfermando. Realmente hasta lo más sencillo se vuelve complicado de hacer, y me siento una mierda de persona. Lo que necesito es un remedio, esto ya se convirtió en una enfermedad.

lunes, 28 de septiembre de 2009

La femineidad tiene nombre y apellido.

Y se llama Barbara Blade.

Esa misma que sale en los comerciales del desodorante Lady SpeedStick, y que va por la vida saltando edificios y poniéndole la axila en la cara a cuanto galán se le cruza en el camino, porque ella no suda… cómo va a sudar, digo yo? A cualquiera que se depile con un cuchillo para matar rinocerontes ya no le quedarían glándulas sudoríparas, así que me huele a trampa eso de la efectividad del antitranspirante. Yo la veo y es toda una aventurera de esas que andan por la selva volando en lianas sobre los pantanos pestilentes, comiéndose a las serpientes para sobrevivir en el desierto del Sahara, en fin, haciendo cosas sucias, nada glamorosas y bien poco femeninas, pero al verla en acción varias veces me ha asaltado la misma duda: ¿por qué se ve sexy una mujer cuando sabe manejar una retroexcavadora o esos taladros gigantes para romper cemento (hombres, pinchen el link), o bien es capitán de un barco, soldadora, o conoce de mecánica de autos y motos? Si se supone que esos roles han sido históricamente realizados por machos recios de pelo en pecho, por qué se cotiza tan bien que una mujer los haga? Quizás en el fondo los hombres sienten atracción por lo masculino y no lo quieren reconocer, aunque a veces lleguen a parecer auténticos homofóbicos de closet de tanto que defienden su virilidad, o a lo mejor el sexo masculino es intrínsecamente ególatra y les encanta ver manifestaciones de masculinidad en todas las cosas, incluso –y sobre todo –en cuerpo de mujer.

Como buena bióloga, a una le da lo mismo andar mojada y sucia persiguiendo y agarrando con las manitos propias bichos marinos entre las rocas, o se banca andar con frío arriba de un bote y oliendo a pescado, a una puede encantarle el trabajo de terreno pero, o sea, nada de sexy andar con ropa de agua, botas de goma y gorrito de lana, por mucho que una aperre y se desempeñe bien en estas pegas de índole “masculina”… yo me miro así y encuentro bien difícil que un tipo cualquiera, por muy buena onda que pueda ser, se me acerque con esa pinta a hablarme con alguna intención de querer jotearme, ¿o no?


[Aquí mi pololi de verano, al cual pude conquistar a pesar de la facha, el barro en la ropa y el olor a mar, pero claramente este ejemplar macho no era de la especie humana].

No sé, habría que preguntarles a ELLOS por qué es deseable la versión femenina de un híbrido entre Indiana Jones y el Cocodrilo Dundee. Mientras tanto, Barbara Blade seguirá seduciendo atractivos galanes con su particular y coqueta técnica de ponerles su axila olorosa no-sudorosa sobre la nariz. Para mí que justo en esa parte de su anatomía esta mujer tiene algún tipo de feromona ultra súper dúper poderosa que deja a los hombres todos locos.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Apio verde


Hace poco estuve de cumpleaños. Lo mejor, pienso yo, es darte cuenta de la cantidad de gente que se preocupa de saludarte, aunque sea por el Facebook, denota que al menos se tomaron un par de minutos de su tiempo para mí, y agradezco mucho eso. Además, me encanta recibir regalos :)

Lo malo es que a estas alturas ya no me dan muchas ganas de celebrar. Me adosé a los festejos de la titulación de una amiga, pero si no, creo que me habría quedado en la casa. Como que no hay mucho de lo que me puedan felicitar (eso le dije a la Lore cuando me llamó, parece que le cayó mal mi comentario :S … fue sin mala intención!), y es que cuando eres más chica te alegras porque sientes que con cada apio verde vas creciendo un poco más, no sólo de tamaño sino como persona también…

Ahora, me miro al espejo y ya voy viendo las primeras arruguitas incipientes, algunos cúmulos de celulitis en los muslos, sus varios pares de canas, pero me comparo a cómo era hace algunos años y nada parece haber cambiado mucho. ¿He “crecido” desde ese tiempo hasta ahora? He aprendido unas cuantas cosas, pero me veo y sigo teniendo los mismos defectos, y a las mañas que ya estaban se han ido agregando otras… más que la sensación de no crecer, es la de no progresar. Es darme cuenta de que, con cada año que pasa, voy dejando de ser una vieja chica para transformarme simplemente en una vieja (y en el futuro en una vieja de mierda? capaz...)

¿Que cuántos cumplí? Veintiséis. Y voy a guardar esto para ver si a los 30 seguiré pensando las mismas tonteras.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Chile rumbo al mundial de Sudáfrica (¿en serio?)

Ayer no vi el famoso partido, y obviamente no lo lamento. Más que nada porque situaciones previas me dejaron bien atravesada y eso dio pie a la escena siguiente:

Yo en la cocina lavando platos, llega P., otro habitante del manicomio prácticamente bailando porque recién había terminado el partido en que Paraguay le ganó a Argentina, quedando el primero clasificado y el segundo apenas a pelear el repechaje.

P. mandrilizado por el fútbol

Ganó Paraguay, mierda!  (8) ¡Cagaron los argentinos!!! (8) -acompañado de bailecillos arrítmicos-
Yo (irritada y con las manos llenas de jabón)
Y qué? De qué te alegras tanto?
P. (aún eufórico)
Que eso es bueno, porque a Chile le conviene que Argentina pierda, quedan más lejos de nosotros!
Yo (más irritada)
Bah, más nos convenía que perdiera Paraguay, que va arriba de nosotros ¬¬… no entiendo por qué taaaanta felicidad de que perdió Argentina
P. (sonriente)
Está bien que perdieran nomás! Por cachetones, por sobrados que son!
Yo (ya enojada a esas alturas)
Y qué con eso? Conoces algún argentino como pa' hablar así de ellos? Por último, los argentinos tienen personalidad nada más, no como los chilenos que somos unos ratones, apocados, que nos andamos alegrando de que los argentinos pierdan pa' sentirnos más… así somos!

P. aún en estado de mandrilización avanzada y sin darse por aludido, emprende la retirada para acomodarse a ver el partido REALMENTE importante, el de Chile contra Brasil. (Yo: “Bauuuuu la weá... debería haberme ido a ver el partido con cualquier mandril en vez de venir hasta aquí.”)

**Aclaración: cuando hablo de mandrilización, con el término me refiero al estado simiesco y casi básico al que llegan los machos de la especie humana en general, cuando se disponen a presenciar un encuentro futbolero, del país y color que sea.
No implica atentado contra el Cuarto Mandamiento (tomando en cuenta que mi Señor Progenitor que tanto me ha dado incluyendo la vida, es representante del género y se encontraba en el mismo recinto al momento, en un estado similar o peor) **

En fin, que eso me tuvo un rato refunfuñando, hasta deseando que Chile se fuera de perdices con los brasileños… porque los chilenos en el fútbol –y en general, en todo lo que somos reguleque nomás –resultamos ser como la adolescente más fea del grupo de amigas: ningún tipo la pesca, pero en una fiesta X justo se alinean los astros y el mino más potable entre la concurrencia la saca a bailar y le presta atención, y luego ella transmite de eso una semana entera, se lo cuenta a todo el mundo, incluso le saca pica a sus amigas; eso dura hasta que se entera que el tipo atinó con ella y dos chicas más en la misma noche, y hasta ahí le llega lo winner. Eso le pasó a nuestro país en las eliminatorias, en un momento se nos empezaron a subir los humos y justo vino ese partido con Venezuela, equipo al que mirábamos en menos y nos salió con su chancho al hombro, que casi perdemos en nuestra propia casa.

Sigo pensando: ¿qué importa la manera de ser de los argentinos? Siempre han sido buenos para el peloteo y porque una vez les tocó bailar con la fea –de la mano de Maradona, no es coincidencia –y justo a Chile le esté yendo bien, no quiere decir que haya que alegrarse por eso y extrapolarlo a otras situaciones de la vida. Quizás a ellos les inculquen desde pequeños el tratar de ganar, ser entradores, hablar fuerte y decir las cosas a calzón quitado, qué se yo, pero sí me consta que a los chilenos nos crían reprimidos, tímidos y mojigatos, y así llegamos a la adultez con esa actitud de tratar de no quedar mal con nadie pero alegrándonos de que al triunfador le pase algo malo, mientras que si nos ocurre a nosotros nunca es nuestra culpa (porque claro, el empate Chile-Venezuela se debió a que el árbitro ladrón a último minuto no cobró el penal, y no sencillamente a que Chile jugó como las pelotas todo el primer tiempo –nooo, era boliviano y nos quiso perjudicar!). A todo esto, parece que somos harto pencas como vecinos también ¿o no?

Y para el que tenga mala memoria, que recuerde de qué país es Bielsa, que con mucho, es el que ha sabido sacar lo mejor de una selección chilena en los últimos 15 años… y tampoco me parece coincidencia que justo los jugadores de este “seleccionado ganador” no sean ni muy faranduleros, buenos pa’ la farra ni chascones, ni anden con gafas estilosas ni piercings por todos lados… talento individual hay mucho en Chile, pero eso no basta si la actitud no cambia y se notó un montón ahora que llegó una mano dura que realmente impuso disciplina… es por eso que Chile va a Sudáfrica, ¡por fin!!! sin calculadora.

.
Y obvio que sí, estoy triste por el 4-2... pero bueno, que sirva para que en octubre no pequemos otra vez de exceso de confianza al tocarnos contra dos equipos ahí nomás como Colombia y Ecuador, y a no dormirse en los laureles. No vaya a ser cosa que algunos se queden con los pasajes comprados y con un cuello de este porte.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Viejachica Jones, en busca de la Motivación Perdida.

Estoy cansada.
Cansada de tratar de avanzar, si estoy pegada al mismo lugar y no sé cómo salir.
Cansada de inventar excusas que ni yo misma me trago. Qué puedo hacer, no es posible engañarme a mí misma.
Quizá la solución sería mandar todo a la mierda y desaparecer, pero eso sería lo más fácil (¿o no?)

El tiempo pasa y cada vez es menos, y yo sigo en el lugar de siempre, sin dar un paso… será que la ilusión me abandonó y se olvidó de mí? O será que me espera en la misma esquina todos los días, pero yo soy tan ciega que paso a su lado y la ignoro?

Sí, estoy cansada.

Debería existir una manera de abandonarse a uno mismo, cuando nos cansamos. No tener que lidiar por un rato con ese yo interno tan odioso y antipático, dejar este cuerpo y mandarme a cambiar a cualquier parte para estar sola, si de todas formas no hay nadie, me cansa esta soledad rodeada de gente todo el tiempo.

Cuando el cuerpo se agota uno se acuesta y duerme, pero qué hacer cuando lo cansado es el espíritu? Qué hacer si no quiere cargar con este cuerpo?

...

...

lunes, 3 de agosto de 2009

Odio la lluvia!!!


Así tal cual. Nunca la he podido pasar, a pesar de vivir toda mi vida en este pueblo venido a más. Sipo, si Valdivia se cree ciudad de tomo y lomo, aunque sea un pueblo minúsculo pero igual tiene sus aires de grandeza. Se las da de pulenta cuando llueve.

¡Es que a nadie le puede gustar la lluvia! A menos que se le corra una teja, claro. Cuesta un montón agarrar una micro, y cuando te subes van tan llenas que la gente torpe no se fija y te mete el paraguas por las costillas. ¿No se dan cuenta que no sirve de nada llevarlo si llueve con viento (o será que a algunos les gusta que se les de vuelta el paraguas, digo yo)? Ahí quedan los pobres, tirados como gatos atropellados a la orilla de los caminos. Ni hablar de andar por la calle, que si no te pilla el aguacero de una esquina a otra caminando no te preocupes, aparecerá justo el conductor mala onda cuando vayas pasando al lado de ese charco lleno de lodo e igual quedarás mojada hasta los calzones. Nadie sabe de dónde salen tantos autos que arman los tremendos tacos y ni el paso peatonal se respeta, si es que no te echan un par de puteadas por querer cruzar la calle en hora punta. Es probable que se corte la electricidad y los semáforos no funcionen, haciendo más caótico el caos. Llegas a tu casa con los zapatos embarrados que ensucias todo, y si no tienes una buena estufa, tu ropa mojada agarra ese aroma tan característico y agradable a humedad, una mezcla entre olor a pipí y perro mojado. Puaj.

La lluvia es la cosa menos sexy que puede haber… es decir, ¿Qué mujer se va a sentir regia estupenda si tiene que ponerse capas y capas de ropa que pareces repollo? Y encima de todo eso el impermeable, esa cosa entre plástica y verde que te hace parecer una lechuga envuelta en papel celofán. Y el pelo… si ya hay guerra con un poquito de neblina y se te esponja, con esta lluvia mejor agarras la rasuradora y te lo cortas al rape, y te dejas de complicar la existencia, pobre de ti si eres mujer de mechas largas –peor si crespas –, tu pelo se convertirá en un monumento a la entropía. Agreguémosle además, que tampoco te depilas porque NO es necesario. O sea, nadie en su sano juicio va a salir a la calle con vestido y panty-media transparente bajo esta lluvia –por eso me dan pena las niñitas que van a colegios católicos y las obligan a andar con faldita todo el año, lo que me hace reafirmar que quienes dirigen tales establecimientos carecen de sentido común –y por lo tanto, andas poco predispuesta para “la acción” (si eres mujer de acción, claro)... si te vas de fiesta llegas a tu casa como saliste, nada de incursiones nocturnas, mira que es de noche y podrían confundirte con Chewbacca y asustar a alguien.

Ni hablar de que en la mañana da una flojera espantosa levantarse, siempre hay poca luz y piensas que son las 5 de la tarde cuando son las 2 y las 8 de la noche cuando recién son las 6, porque ya está oscuro. Tanto gris te empieza a dar depresión y eso contribuye a no tener ganas de hacer algo por inútil que sea, agreguemos que la gente anda de mal humor por la congestión, las enfermedades que empiezan a proliferar con la humedad y el desgano general lo que hace que te sientas más deprimida y con ganas de matar al primer idiota que se te cruce de mala gana. No puedes salir a caminar, ni ir a un parque, ni a la playa y tienes que tomar taxi en trayectos que a pie haces en 10 minutos, si es que logras agarrar alguno vacío (a menos que sea algún retrasado que le guste andar pescando gripes de puro gusto), el detalle es que ni el verano se salva porque en esta cochina ciudad San Isidro se va en mala y te jode un tremendo panorama lloviendo justo el fin de semana que tienes libre, en pleno mes de enero y cuando el resto de los días hubo sol que caían los jotes asados… Lo único que dan ganas de hacer con esta puta lluvia es quedarse acostada todo el día, calentita bajo la colcha, durmiendo o viendo películas, pero sola aunque se te antojan unos abrazos o un regaloneo pero probablemente estás soltera o tu pierno peludo anda lejos y no puede venir (además acuérdate, no te has depilado)… ni eso, tienes que levantarte igual porque si fuera cosa de suspender actividades por lluvia, Valdivia se lo pasaría inactiva 10 de los 12 meses del año.

Ya, que me digan que el paisaje, que el río, que la Selva Valdiviana y etc etc y un cuantohay se lo debemos a la lluvia, no me vengan con eso a mí y llévenle ese cuento a la gente que se inunda todos los años en los barrios bajos a ver si están de acuerdo, y si no, salgan con su paraguas y su traje amarillo cantando “I’m singing in the rain” por encima de los charcos a lo Gene Kelly, y luego pasan a comprarse su Tapsin caliente en alguna de las coludidas pa curarse del lindo resfrío que se han de pescar. No pues, a mí no me viene ni la inspiración ni me produce emoción ni estoy lista para el amor ni hay una sonrisa en mi rostro y menos aún soy feliz again, como dice la canción. Lo que a mí me gusta es la playa con calor y tirarme en bikini de guata al sol.

Es que, en serio… a alguien le puede gustar la lluvia?!!!